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El mito OVNI

El mito OVNI

Permítanme irrumpir en sus vidas después de años de ausencia.
Este blog, tan increíblemente prolijo, necesitaba un largo reposo. Sobre todo después de escuchar lo que Cano me dijo años ha: «tal vez si dejas de escribir y salir en medios de comunicación, otros harán lo mismo».
Y me dije que sí. Que si eso podía ser cierto había que probar.
Lamentablemente, Punto Can se equivocó y, por lo tanto, me veo en la necesidad de volver a tocar pares.
Pero sólo para plasmar unos cuantos pensamientos sin mucha cohesión. De otra forma sería mancillar la idiosincrasia mítica de este sagrado lugar.
Hace ya unos días, semanas, o incluso meses, qué sé yo, hablaba con uno de los grandes de España: Carlos Gutiérrez Tutor (aka Carlos G. Tutor). Y digo grande porque me da la gana.
Miren, o mejor dicho, lean: En este país hay investigadores que investigan, analizan y elucubran y otros que nos quedamos en el camino. Así que cuando uno tiene oportunidad de hablar con un Grande pues se hincha a cerveza, se fuma un purito, se echan unas risas, con nuestro humor barato, y ya luego hablamos, mucho, de ovnis, y de dormir bien, vivir menor, siempre (XD)... ah ¡y de King Diamond!
Y en esta que nos concierne, habla que te habla, surgió un tema recurrente:
Más de sesenta años hablando de ovnis, investigadores que se dejan la piel, y la vida en ocasiones, oleadas, de ovnis y de avispados, casos para alucinar, fraudes para matar, libros para quemar y debates para enmarcar.
Y después de todo, ¿qué?
¿Qué queda?, nos decíamos.
O utilizando otro modo interrogativo:
¿Por qué?
Veamos:
El fenómeno OVNI como tal, existe.
SÍ, existe.
Es una realidad contrastable y palpable. No se me pierdan con la cantinela de si el testigo es fiable, si la pieza que guardan algunos vecinos de Roswell demuestra que lo que cayó es una nave rara, rara... o que los abducidos fueron una moda pasajera de los ochenta.
Hay un componente que se nos escapa y que es «el que gestiona» el fenómeno y hay otro componente, inherente al ser humano, que lo completa.
¿Por qué?
Después de 66 años de estudio y de investigación creo que hay herramientas suficientes para que existan «pensadores» que aprovechen lo que otros han hecho y devanen sus sesos para sacar conclusiones sobre qué significa el fenómeno Ovni, qué implica, y cómo afecta al ser humano como tal.
No estoy hablando de patrañas místicas.
Para eso están el fontanero inglés(1) de los setenta y el gurú de Cajamarca (2)
¿Por qué?
¿Patrañas Míticas? Eso quizá está más cerca.
Miren, mejor dicho, por segunda vez, lean: Días atrás asistía a una acalorada discusión en FB(3). De buen rollo, pero discusión.
Circula por ahí un blog infame? (4) de Planck y Saliano (5) (ya lo sé, Carlos, si separamos en dos el último nombre nos echamos unas risas) crítico a más no poder y, algunos de los nuevos y bien considerados investigadores/divulgadores les criticaban que sólo criticaran (redundante lo sé) que su única función era o es poner el punto a la i, que no generaban contenido.
¿¿¿...Y????
¿Por qué?
Ojalá hubiera más gente que pusiera el dedo en la llaga o la sal en el... tablero.
Retomando el puto lío en que nos ha metido Kenneth Arnold:
¿Qué señales estamos obviando?
¿Qué pautas nos están marcando con cada caso?
Hace ya muchos años que digo algo, de lo poco que digo: Sólo una investigación profundamente multidisciplinar puede dotar de cierta claridad al fenómeno.
Aunar esfuerzos..., conocer ideas tan interesantes como las de Rupert Sheldrake y sus campos morfogeneticos (6) o como me recordaba Carlos G. Tutor con la obra de otro Carlos con apellido más complejo Van Nes Ziegler y su universo multidimensional.(7)
¿Por qué?
Pues porque parece que, los puñeteros, han conseguido que nos metamos como vacaburras en buscar el tornillo, en despotricar contra los gobiernos y las agencias secretas, en lugar de pensar, comparar y analizar las certidumbres, coincidencias y vivencias de quienes se suponen que los han visto.
¿Recuerdan la frase tan manida de «La clave es el testigo»?
Pues eso mismo.
Ellos son los que se han enfrentado tête à tête con la experiencia: la física y la mental. El psicodrama y la fabulación. La propia e inherente a sí mismo (redundando de nuevo) y la ajena completamente.
Todas, parte del fenómeno, del MITO OVNI.
El gran error de muchos grandes investigadores ha sido, y sigue siendo, quedarse sólo con los casos que se adecuan a su idea del fenómeno. Unos por pudor a darle bola a testigos que bien podrían estar en un frenopático y otros por su obsesión de encontrar reptiloides y extraterrestres infiltrados ente nosotros.
Miren, sigan leyendo. Yo he tenido la suerte de hablar con testigos de todos los calibres. Con investigadores más chalados que el mismo Carlos Jesús, con parapsicologos, psicólogos, neurólogos, médicos, espías y pseudoespías, militares, pilotos, físicos, astronautas, extraterrestres infiltrados entre nosotros, y con Ruiz Mateos.
¡Ah! Y he visto siete veces la escena de mesa de Laura Conti en «La cena de los asesinos» (8)(copyright The Teatcher.)
Y todos y cada uno de ellos me ha servido para poner una pequeña pieza en el rompecabezas. Si me quedo sólo con el testimonio de los pilotos o de los casos de radar primario, por decir algo, cercenaba la esencia misma del fenómeno.
No se equivoquen.
La clave del fenómeno ovni no está en averiguar si nos visitan los ET o no.
La clave del fenómeno está en el Porqué.
¿Porque es necesario para el ser humano?
¿Sentimiento religioso? Tampoco.
Si lo empezamos a relacionar con otros fenómenos afines a la conciencia humana, a esos fenómenos fronterizos que a veces se solapan, visón remota, ECM, viajes astrales, visitantes de dormitorio, sueños vividos, mediumnidad, transcomunicación, apariciones...
¿Qué quieren del ser humano?
O mejor dicho:
¿A qué estamos y «Quiénes» estamos jugando?
Recuerden otra de las acepciones manidas:
«El gran teatro ovni».
Pues sí.
Y ahora a la yugular, queridos compañeros. Y os lo dice un «ufólogo» crítico ...
¿Por qué el fenómeno trata de atraparte en cuanto te involucras un poco más de la cuenta?
¿Por qué mientras mantienes las distancias y grabas, preguntas, escribes y analizas no pasa nada, pero, conforme te vas acercando a esa línea intangible que separa al investigador del testigo empiezan a pasar cosas?
¿O no?
¿Me lo vais a negar?
Y te dices: «¿Qué mierda está pasando?» ( Quizás Iker Jiménez no utilizaría ya ese adjetivo, ojo. Ni Javier Sierra tampoco, eh, ni unos cuantos más, ¡mierda!)(9)
Y cuándo te alejas dices «Se me estaba yendo la pinza de estar tanto tiempo con gente rarita».
Curioso.
Siempre me acuerdo de las anécdotas de uno de vosotros, muy escéptico, aunque apasionado del fenómeno. De cómo le buscaba la explicación racional a cosas que le habían pasado, porque no podía soportar pensar que pudieran haber pasado de verdad: «Histeria colectiva inducida inconscientemente por tres de los cinco que estábamos acampando. Seguro, así que el humanoide que vimos no debía estar allí».
Y listo.
Me acuerdo, mucho, de Eduard Pons Prades y de las horas y horas que charlamos... de cómo se cruzaba de brazos, primero, y se ponía después el índice en la nariz y, mirándome luego fijamente, concluía:
«Querían que escribiera la experiencia, que la diera a conocer, que dijera todo lo que dije. Y ya está. No los vi más… .bueno no es del todo cierto. Sí los vi, una vez más. En el metro en Barcelona. Estaba yo de pie y ella sentada. La miré, me miró. Y era una de ellos. La reconocí rápidamente. El metro paró en la estación y ella en menos de tres segundos se levantó y salió del vagón. Yo tarde dos segundos en reaccionar, puse un pie fuera del vagón dispuesto a salir y llamarla. Mire a izquierda, a derecha y... No había nadie».
¿Por qué?
¿Y ya está?
Sí, ya está. Hasta qué murió Pons hace pocos años. Cada vez que hablábamos me volvía a recordar las tres cosas:
La experiencia de contacto vivida en el 81, el encuentro en el metro muchos años después y estos malditos del Opus Dei que están en todos los estamentos del gobierno cada vez que el PP sube al poder.
Eran sus tres convicciones, aparte de su sapiencia vital, por supuesto.
Nos casamos de confirmar y reconfirmar con tests de todo tipo que el testigo no está ido, si es necesario que un polígrafo confirme que crea estar diciendo la verdad.
Seguimos dedicando horas y horas de mano izquierda para que un militar de alta graduación nos cuente lo que saben y lo que no.
Y tratamos de pulir nuestra carpeta de casos más irrefutables que podamos mantener.
Pero resulta que los casos que nos flipan son los que interactúan conectando con el OVNI..., los que te cuentan conocidos y/o amigos alejados de cualquier obsesión de fabular y te dicen que «el OVNI estaba allí, para mí, para nosotras, estoy convencida, reaccionaba a lo que hacíamos».
¿Qué piensas, Alfons?
«Has tenido un episodio de histeria colectiva contigo misma, nena...».
En fin, que no esperéis una conclusión a todo esto, pero sí me encantaría, como cuando hablo con Carlos (¡¡¡y Olga!!!), especular, compartir opiniones y vivencias (qué difícil es esto a veces).
En fin atreverse y arriesgarse, aunque no por eso se deje de investigar asépticamente y a buscar el tornillo, ojo..,. búsquenlo, por favor, ¡que será emocionante cuando lo tengamos!
... A ver si al final es verdad que van a venir a buscar comida...


1. Lobsang Rampa.
2. Carlos Castaneda
3. Eso opinan algunos. Yo por ahora no lo veo...
4. FB: Acrónimo de Facebook o Fucking Bipolar.
5. planckysaliano.blogspot.com/
6. Una nueva ciencia de la vida. Rupert Sheldrake.
7. El universo multidimensional. Carlos Schabbath Van Nes Ziegler. Una lástima su fallecimiento hace años ya. Podría haber aportado muchas cosas a buen seguro.
8. Cena de asesinos. No se pierdan la escena! the Sebastián D’ Arbó productions.
9. Pero no duden, lo piensan y lo dicen en bajito, así con la boca pequeña y poniéndose la mano delante y mirando de reojo.




1 comentario

Anónimo -

¿Y no será que no esa posible dar ideas sobre tan ardua cuestión?
Dices que no es tan importante el tornillo, y si el testigo y su experiencia.
¿Entonces das por hecho que los ovnis físicamente no existen y es algo puramente mental?
No se.