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Incógnitas oblicuas

Incógnitas oblicuas Fue con 21 años, creo. En el 93 posiblemente. Coincidí con el gran Antonio Ribera en un programa de radio, "A l’ altra costat del mirall". El tema, las puertas interdimensionales. A medio programa Ribera, por teléfono, nos pide dejarlo ahí. Se sentía cansado y agotado. Era tarde y él ya se encontraba bastante desmejorado. Aun así Antonio nunca decía que no. Nunca me dijo que no.
Antes de despedirse tuvo unas palabras hacia mí que nunca podré olvidar. No me conocía, ni me debía nada, ni le obligaba nadie.
Dijo algo así como:
… Ha sido un placer compartir este rato con este chico (no se había quedado con mi nombre), me ha encantado todo lo que has dicho y cómo lo has dicho. Me ha sorprendido, me has gustado mucho, felicidades, sigue así.
Para mí ese cumplido en aquel entonces era lo máximo. Aún más. Sí, llamadlo ego, obviamente, pero para un chavalito como yo, que veía en él y en otros casi a Dioses me hizo pensar que yo también podía tener algo que decir, que también podía poner mi granito de arena a este complicado mundo del misterio
Fui conociendo a más, a muchos más, pero no eran Ribera, ni siquiera eran lo que pensaba que eran. Algunos otros si, pocos, pero los hubo y los sigue habiendo.
Yo dedique todo mi empeño y esfuerzo en investigar, divulgar, compartir... Fueron 12, 13 años muy intensos. Aprendí mucho, tanto que, no es broma, me di cuenta de que no sabía casi nada. Y me preguntaba: y tantos otros que saben aún menos, ¿cómo pueden hablar con tal vehemencia, publicar lo que no saben y sentenciar lo que no conocen ni de segunda mano?
Sé que esto da "mal rollo" de leer, que nos removemos en la silla, que los hay buenos, muy buenos. Que los hay que han hecho y hacen mucho por sacar en claro cosas, por dotar de cierto brillo a este mundo.
Es por ellos y por mí, por necesidad de regenerar, de mejorar en lo que pueda y de aportar mi granito de arena, que ahora sí.
Ahora me lanzo.
Incógnitas oblicuas. La colección que debería haber impulsado y puesto en marcha hace cinco años, ahora sí. Ya es tiempo. Nunca me he visto con fuerzas, con motivación y con el apoyo de mi gente.
Esta colección de libros, de obras, de ensayos, de pensamientos.
Ahora sí.
Arrancamos porque lo hace dentro de una editorial ya madura, que parí con mi hermano y que ha crecido sana y fuerte por el mimo que Alberto le ha aportado. Por el trabajo duro que hemos tenido que realizar durante los inicios. Por las horas y dedicación que desde años gasta mi hermano, justo a las que yo no llego.
Y porque llevo muchos años, demasiados, sin dar la cara por este mundo incógnito.
Y porque si Antonio confió en mí se lo debo, a él y a muchos otros.
Me podré equivocar, seguro que pasará, nadie se libra, ni siquiera Antonio se libró. Pero esa necesidad de seguir y de devolver lo que nos han dado los grandes maestros es muy fuerte. Compartí ese sentimiento una vez con Javier (Sierra). Y creo que estaba de acuerdo: los maestros fueron ellos. Nosotros solo podemos aspirar a dignificar y a limpiar el polvo en estos nuestros fronterizos temas.
No desvelaron grandes misterios, o sí. En más de una ocasión se las colaron de campeonato. Pero sus errores también hicieron que los que venimos detrás fuéramos más precavidos (no todos).
No es sólo lo que se cuenta sino como se cuenta. Claro que lo que nos impulsa es el misterio, desvelarlo, investigarlo, explorarlo, pero también hay, tiene que haber, arte. "No es lo que dice es como lo hace". Las conferencias de Ribera eran así.
Quiero volver a emocionarme.
Quiero volver a sentir que me cuentan algo.
Quiero saber que lo que me están contando lo sienten y no es sólo la excusa para vender el libro.
NO quiero que me engañen.
Y quiero aprender. De una maldita vez quiero aprender de los que tienen cosas que decir y callan. Callan porque no saben a quién contarlo.
Yo quiero eso.
Y ese es mi compromiso y el de Incógnitas Oblicuas.
Y como las cosas se demuestran andando ahí va mi reto. El reto de Ediciones Oblicuas.
Un premio, no es mucho, no es poco.
Quiero publicar esas obras, ensayos, escritos, pensamientos, casos, especulaciones, quiero aprender y difundirlo.
Quiero publicar antes de acabar el año la obra, la primera que me haga levantar del sillón.
Tenéis hasta el 30 de junio. Las leeremos todas, las mimaremos, y la que más nos gusté la premiaremos. 1.000 dólares. Sí, el dinero de la bestia, me hace gracia.
Lo publicaremos y arrancaremos, pediremos ayuda a todos los que quieran implicarse en la difusión de estas obras. Porque la ganadora será la primera, pero detrás tienen que venir muchas, muchas más, para llegar desde Ediciones Oblicuas a todo el mundo hispano y, por qué no, a los gringos también. Pero siempre abanderando la calidad, la seriedad, el cuidado en la obra.
Cuéntame algo interesante, pero cuéntamelo bien. Vamos a contarlo bien.
Se lo debo a Antonio, pero también a Armengou, a Jiménez del Oso, a Andreas, a Sinesio, a Carrasco y a De Vicente y a D’Arbó... A muchos más, a todos los de una generación que cuando las cosas eran muy difíciles tuvieron agallas. Cada uno en su contexto, cada uno con sus logros, y sus miserias. Pero no seamos cínicos con lo de éste sí y éste no, para luego esperar a que mueran y entonces decir "cuánto hizo" y perdonarle sus errores.
Si somos capaces de hacerlo mejor que ellos, hagámoslo. Puede ser, pero reconozcamos que sin ellos Iker no estaría cada domingo en vuestra pantalla y Javier no estaría dando la vuelta al mundo con sus Best Sellers. Un reconocimiento a ellos y a todos los que hacen algo por este mundo.
Por ellos, por mí y por vosotros.
Por todo esto, Incógnitas Oblicuas se hace realidad.

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